Llegan los recuerdos con sabor a miel.
Madrugadas frías de piel caliente y húmeda.
Tus manos que saben acariciar,
despiertan mi letargo.
Todavía está impregnado
tu olor en mi memoria,
el deseo intenso
y la levedad del cuerpo ansioso.
Siento en mis manos
tu nuca sedosa,
de curvatura sensual
como tu cintura.
Hombre recio y dulce
como un viñedo a punto de ser vino
y emborrachar el amor,
sentirlo y desearlo,
envueltos en el aroma
de un cielo azul
pintado de nubes blancas.
Primaveras hay en mi alma
para ti
que me enseñaste el amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario